Gestión emocional

Ira, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa. ¿Te suenan? Son las seis emociones básicas entorno a las que se generan todas las demás. Es importante que aprendamos a reconocer estas emociones, a identificarlas según la situación y de qué forma se manifiestan en nuestro cuerpo. Muchas veces gestionarlas nos resulta complicado y terminamos realizando conductas disfuncionales, como procurar evitarlas. Por ejemplo, la dificultad de gestionar la ira es de los problemas más comunes que solemos tener. La rabia se apodera de nosotros y no conseguimos frenarla. Esto es porque las emociones no se pueden silenciar, hay que permitirlas, escucharlas, dejar que completen su función y cumplan con su objetivo.

¿Cómo trabajamos la gestión emocional en terapia?

Gran parte de la terapia de gestión emocional es aprender a identificar los pensamientos que preceden a estas emociones. Una vez hemos conseguido eso, aprendemos a diferenciar las distintas emociones, para no saturarnos por ejemplo pensando que hemos estado todo el día con ansiedad. Quizás a lo largo del día en distintos momentos has sentido miedo, ira, frustración, tristeza…pero si no sabes diferenciarlo bien terminas generalizando en «estoy todo el día con ansiedad» y eso te frustra porque no consigues gestionarla. Bien, muchas veces es porque estás intentando gestionar una emoción que no es la que se te ha presentado. Por eso primero aprendemos a escuchar a cada emoción y averiguar sus funciones, lo que esa emoción puede hacer por nosotros. Comenzamos a regular la aparición de los síntomas, a emplear el pensamiento alternativo y a generar conductas funcionales.