Apego y dependencia emocional

De nuestros referentes de apego hemos aprendido a relacionarnos de una u otra forma, la cual interfiere en cómo nos vamos a relacionar más tarde con el resto del mundo. Esto se hace notar especialmente cuando mantenemos relaciones de pareja, nuestro estilo de apego encuentra su máximo esplendor y o nos protege o nos perjudica. Además, se enfrenta al estilo de apego del otro y la relación toma una forma determinada.

Cuando tenemos un apego ansioso, por ejemplo, nos vinculamos de forma dependiente escondiendo un enorme miedo al abandono que nos hace sufrir a lo largo del desarrollo de todas nuestras relaciones. Nos genera estrés, sentimiento de incomprensión, insuficiencia, no nos sentimos queridos y tendemos a ser muy demandantes con la otra persona. Dependiendo del apego que tenga mi pareja, la relación tomará una dinámica u otra. Si mi pareja tiene un estilo de apego evitativo, constantemente nos sentiremos abandonados y no queridos, y nuestro miedo y ansiedad aumentarán notablemente; procuraré retener a la otra persona con todas mis fuerzas por miedo a que se vaya, y aquí es donde acuñamos el término «dependencia emocional«.

¿Qué hacemos con el apego entonces?

En terapia trabajamos de forma escalonada, realizando un proceso inicial de psicoeducación, identificación del propio apego, de la experiencia de crianza, de las necesidades, de la forma de vincularnos con otros; para luego iniciarnos en el camino hacia un estilo de apego sano, que conocemos como apego seguro, con el objetivo de aumentar la tranquilidad, los vínculos sanos y la calidad de las relaciones con uno mismo y con los demás.